El depredador invisible
La mujer, cuya identidad no se ha revelado, fue mordida por un perro callejero en julio. Pasaron los meses, la mordedura se curó y el incidente se consideró, tal vez, un encuentro desafortunado. Sin embargo, la rabia, una enfermedad vírica mortal, se había estado incubando silenciosamente en su interior. En septiembre, los síntomas afloraron, provocando la alarma y el posterior ingreso en el hospital Honorio Delgado. No se han revelado los detalles de los síntomas, pero el hecho de que se manifestaran dibuja un panorama sombrío. La rabia, cuando es sintomática, es casi siempre mortal.
La respuesta tardía
Por razones desconocidas, la mujer no buscó atención médica inmediata tras la mordedura. Es probable que este retraso le haya costado caro. Una intervención médica inmediata tras la mordedura, que incluya la vacunación y el tratamiento con inmunoglobulina, es un salvavidas fundamental para prevenir la enfermedad. Sin embargo, en el caso de esta mujer, esa oportunidad no se aprovechó, por lo que tuvo que afrontar las terribles consecuencias.
Frenar el contagio
En respuesta a este alarmante suceso, la Gerencia Regional de Salud de Arequipa ha emitido una severa recomendación: toda persona que haya estado en contacto con la paciente debe recibir una vacuna postexposición. Esta medida proactiva se alinea con los protocolos estándar de control de la rabia, con el objetivo de frenar cualquier posible propagación del virus. La salud de la comunidad inmediata pende de un hilo y depende de que se actúe con rapidez y se sigan estas directrices.
Una llamada de atención
Los casos de rabia humana en Perú son escasos. El último caso registrado se produjo en 2015, lo que demuestra los esfuerzos del país por controlar la enfermedad. Pero este caso reciente nos recuerda que la complacencia no tiene cabida en la lucha contra la rabia. La necesidad de concienciación, intervención médica inmediata y acceso a vacunas postexposición sigue siendo tan crucial como siempre. La historia de esta mujer, ocurrida en un hospital de Arequipa, pone de manifiesto la cruda realidad de una enfermedad desatendida, y hace un llamamiento a las autoridades sanitarias de todo el mundo.