Este dolor puede variar de leve a severo y puede ser de corta o larga duración. La lumbalgia puede dificultar muchas veces la realización de las actividades diarias y difiere de una persona a la otra. El dolor puede ser progresivo o aparecer repentinamente; puede ser intermitente o constante. En la mayoría de los casos, la lumbalgia desaparece en unas pocas semanas. Existen muchas causas, pero la principal ocurre después de un movimiento específico como levantar algo o al inclinarse. En las lumbalgias de esfuerzo, el dolor se intensifica al inclinarse hacia adelante o al levantar un objeto; permanecer sentado, estar de pie o caminar puede agravar el dolor.
El dolor puede irradiarse de la espalda a la nalga o parte exterior de la cadera. Si la persona que sufre una lumbalgia de esfuerzo y ya tiene un disco herniado, posiblemente también presentará una ciática, es decir el dolor se extenderá desde la nalga hasta la pierna con entumecimiento y cosquilleos que continúa hacia el pie. Las pruebas diagnósticas incluyen radiografías que permiten ver las estructuras óseas y deformidades angulares de la columna y la resonancia magnética nuclear para evaluar los tejidos blandos como músculos, nervios y discos vertebrales. En general, el tratamiento para la lumbalgia de esfuerzo consiste en la administración de medicamentos como analgésicos, relajantes musculares y antinflamatorios más fisiatría (magnetoterapia, ultrasonido, estimulación eléctrica, estiramientos manuales)
También se puede realizar infiltraciones paravertebrales y sesiones de plasma rico en plaquetas, estos procedimientos los realizamos en Policlínico Risso. Hay cosas que podemos hacer para prevenir la lumbalgia mecánica como realizar ejercicios físicos de forma regular, levantar las cosas correctamente, tener un peso corporal saludable y mantener posturas adecuadas al pararse y sentarse.