El láser CO2 es una herramienta dermatológica que produce la vaporización de los tejidos con gran precisión, activando los fibroblastos y favoreciendo la producción de colágeno.
De esta forma, se facilita un proceso de cicatrización más eficiente, logrando el reemplazo de la piel dañada por una piel mucho más sana, fresca y radiante. Por eso se utiliza para mejorar la piel fotoenvejecida, mejorar cicatrices de acné, párpados con flacidez y arrugas finas, estrías, cicatrices queloides y para remover de la piel lesiones superficiales, como por ejemplo lunares o verrugas.
El láser irradia energía sobre el tejido biológico, el cual comienza a activarse por la absorción de la luz. De forma inmediata, el agua intracelular se hace vapor; mientras la conducción de calor en los tejidos cercanos es muy baja. En general, el tratamiento es mínimamente invasivo y eso resulta muy cómodo para el paciente.
Se aplica anestesia local en el área a tratar y el especialista irá avanzando con distintos niveles de profundidad para eliminar la lesión.
En la zona aparecerá un enrojecimiento y luego vendrá una costra que se desprenderá con los días, dejando a la vista un área de piel enrojecida. Poco a poco la piel irá recuperando su color normal y, en muchos casos, cuando la curación se complete la marca del láser será invisible.
Los cuidados serán mantener la piel limpia, colocar crema regeneradora y usar protector solar por algunos días. Sin embargo, será el médico tratante quien especifique cuáles son las medidas o recomendaciones que se deberán seguir.
Las complicaciones son muy poco frecuentes y suceden en menos del 5% de los tratamientos. Sin embargo, queremos mencionar algunos posibles efectos secundarios como la aparición de cicatrices hipertróficas o atróficas, cambios en la pigmentación de la piel, cicatrización tardía, infección, hemorragias, inflamación y quemaduras.
Los especialistas en Policlínico Risso tienen experiencia en dermatología y otros procedimientos con Láser CO2. ¡Contacta para agendar cita