El ejercicio es una forma efectiva de fortalecer el sistema inmunológico. Hace que los anticuerpos y los glóbulos blancos del cuerpo circulen más rápido, por lo que el ejercicio reduce las hormonas del estrés, lo que disminuye las posibilidades de enfermarse.
El 80% de tu sistema inmunológico está en el intestino, cuando comes comida sana, ayudas a combatir las infecciones más rápido, sin embargo, cuando no cuidamos nuestra alimentación el sistema inmunológico se vuelve más susceptible a combatir las infecciones.
Por lo general, se recomienda que la gente se centre en un estilo de alimentación mediterráneo, lo que significa una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y grasas saludables, que se encuentran en alimentos como pescados grasos, nueces y aceite de oliva. Este patrón de alimentación es rico en nutrientes como la vitamina C, el zinc y otros antioxidantes que ayudan a reducir la inflamación y a combatir las infecciones.
Existe un vínculo fuerte entre tu salud inmunológica y tu salud mental, ya que cuando estás bajo estrés crónico o ansiedad, tu cuerpo produce hormonas de estrés que suprimen tu sistema inmunológico, esto hace que las personas que están estresadas son más susceptibles de desarrollar el resfriado común.
Las personas que están estresadas tienen más probabilidades de producir citoquinas, moléculas que desencadenan la inflamación, y tienen aproximadamente el doble de probabilidades de enfermarse. También es menos probable que presten atención a otros hábitos saludables, como comer bien y dormir lo suficiente, lo que puede afectar a la inmunidad.
Tu sistema inmunológico es como una computadora, necesita momentos de descanso para no recalentarse. Cuando pierdes el sueño, tu cuerpo produce hormonas de estrés como el cortisol para mantenerte despierto y alerta, lo que puede suprimir tu sistema inmunológico.
Las personas que durmieron ocho horas completas tenían niveles más altos de células T que las que durmieron menos, esto ayuda a que las probabilidades de resfriarse sean menos.